miércoles, julio 03, 2013

Seamos rectos.


Hechos 8:14-25
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, ya que todavía no había descendido sobre ninguno de ellos y sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Pero entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo. Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se transmitía el Espíritu, les ofreció dinero, diciendo: «Denme a mí también ese poder, de modo que a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.» Pedro le contestó: «¡Al infierno tú y tu dinero! ¿Cómo has pensado comprar el Don de Dios con dinero? Tú no puedes esperar nada ni tomar parte en esto, porque tus pensamientos no son rectos ante Dios. Arrepiéntete de esa maldad tuya y ruega al Señor que perdone tus intenciones, ojalá lo haga. Porque en tus caminos solamente veo amargura y lazos de maldad.» Simón respondió: «Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no venga sobre mí nada de lo que han dicho.» Pedro y Juan dieron testimonio y después de predicar la Palabra del Señor, volvieron a Jerusalén. Por el camino evangelizaron varios pueblos de Samaria. 
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Samaritanos: En hebreo "Shomronim", son un grupo étnico y religioso. Descendientes de las doce tribus de Israel. Recordemos que estas son las tribus que tienen en común su padre Jacob, hijo de Isaac y nieto de Abraham. Jacob quien después es rebautizado ISRAEL.  Según la tradición, son descendientes de Manasés y Efraím, hijos de José.(El que interpretaba los sueños, que fue vendido por sus hermanos.) En el año 926 a. C., las tribus del norte se rebelaron contra el Rey Roboam, hijo de Salomón. De esta rebelión surgieron dos reinos: el de Israel, en el norte, con su capital en Siquem (hoy Nablús) y el de Judá, en el sur, con su capital en Jerusalén. En el año 875 a. C. el rey de Israel, Omrí, trasladó la capital a Samaria. (más info en www.wikipedia.com)
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Una vez aceptaron la palabra de Dios, los apóstoles movieron motores para ir y proceder según lo que Jesús había ordenado se hiciera: fueron a bautizar con el poder del Espíritu Santo. Me pregunto si algo especial sucedió que les hizo confirmar que el Espíritu Santo había sido recibido. Lo menciono por la forma en que la persona que escribe este pasaje lo plantea.

A veces cuando no entendemos algo queremos ser impulsivos y cuando esto hacemos el resultado suele ser no muy atrayente. Palabras duras fueron dadas a Simón, de quién no se especifica información, así que no sabemos mucho de él. Debemos cuidarnos de actuar con la primera reacción que se nos presente siempre y que esta sea nuestra forma natural de actuar. 

La naturaleza tiene una disciplina por la cual se rige. Imagen
tomada de: http://www.fotolog.com/drwiot/56537598/
En la lectura que toca hoy del libro de Hechos de los Apóstoles se resalta la importancia de la imposición de manos como medio para recibir el Espíritu Santo. Hasta hoy utilizamos esto y vemos que tiene sus raíces en eventos reflejados en la Biblia. 

También se resalta la rectitud. Se le invita a Simón a ser recto para poder recibir a Dios y servirle. Sin rectitud estamos perdidos. Sé que no evitamos pensar en un régimen militar cuando leemos esto, pero es mucho más que eso. Porque en este caso no tendremos a un sargento, teniente, capitán o general obligándonos a hacer. Aquí hoy la rectitud debe nacer por amor y en amor, si es de Jesús El Cristo de quién estamos hablando y en quien estamos creyendo.

La razón por la cual el cristianismo toma fuerza en sus orígenes, fue porque un emperador romano viendo cómo morían los y las seguidoras de esta secta "cristiana"(así vista entonces) cantando y orando a su Dios; era digno de admiración. Él sabía que si lograba que sus tropas tuvieran ese nivel de compromiso lograría fundar un imperio. Y así fue. Constantino (Flavio Valerio Aurelio Constantino) declara el cristianismo como la religión del imperio romano y el resto de la historia nos llega hasta  nuestros días con sus altos y bajos.

Un emperador en la antigüedad vio la grandeza y la humildad en las personas fieles a Jesús, aun después de haber muerto. Usó eso a su favor y conquistó al mundo. 
¿Será que la rectitud y la disciplina que se fundamentan en el amor de Jesús es lo único necesario? Después de todo la obediencia es la base de nuestra fe y no puedes tener fe sin rectitud y sin algo de disciplina personal. ¿Cierto?

Al vivir este día y los que vienen aprendamos a ver nuestra fe cimentada en la obediencia a Dios. Veamos la rectitud y disciplina como medios para alcanzar santidad y pureza frente a Dios. No le demos un mal estigma a estos dos valores simplemente porque la sociedad no ha sabido comprenderlos. 

Seamos rectos y disciplinados y nos será fácil ser obedientes. Todo esto en el amor de Jesús que reconoce que podemos caer pero que a la vez nos levanta y nos invita a seguir.


Sigamos así a Jesús.  En su nombre . . . 


Amén.
www.gotasdeamordejesus.blogspot.com 

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