viernes, octubre 29, 2010

¿Empecé con Dios?


Salmos 51:1-17

1 Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. 2 Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. 3 Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. 4 Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.
5 Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre. 6 Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría.
7 Purifícame con *hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. 8 Anúnciame gozo y alegría; infunde gozo en estos huesos que has quebrantado. 9 Aparta tu rostro de mis pecados y borra toda mi maldad.
10 Crea en mí, oh Dios, un *corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu. 11 No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu. 12 Devuélveme la alegría de tu *salvación; que un espíritu obediente me sostenga. 13 Así enseñaré a los transgresores tus *caminos, y los pecadores se volverán a ti. 14 Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu *justicia. 15 Abre, *Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza. 16 Tú no te deleitas en los sacrificios ni te complacen los *holocaustos; de lo contrario, te los ofrecería. 17 El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y arrepentido.
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¿Tú día empezó con Dios? ¿Despertaste espiritualmente hoy?

Si no has orado o no te has dado un tiempo para dialogar con Dios, entonces, quizás estás dormido espiritualmente.

Este salmo invita a la comunión con Dios, a la oración. Nuestro cambio interior solo se da si nos humillamos ante Dios y reconocemos su poder en nuestras vidas.

Se acerca fin de año, han pasado muchas hojas del calendario ya, este año. Procura que ahora que terminamos un año más, Dios tenga más importancia para ti en tu vida y que se note en las actividades que haces.

Promueve, vende, habla, siente, comparte, grita, actúa a Dios.  Procúpate por cumplir con el mandato de Dios y verás que no te preocuparás por tus cosas porque Dios se hará cargo de ellas.

Al orar, leer su palabra, meditar, pedimos a Dios nos llene para tener qué dar. Y dando amamos al prójimo, y haciendo esto, amas a Dios. 

Oremos:
Buen Dios y Padre de todos nosotros, somos tus siervos aunque olvidamos quien eres y que debemos obedecerte. Nos deleitamos en tu palabra y queremos decirte que queremos hacer el bien.  Quiero hacer el bien y serte obediente. Límpiame y enséñame a decir lo correcto, a pensar lo bueno, a sentir tu amor.  Que aflore en mi la necesidad de amar al prójimo, de ayudarlo, guiarlo, quererlo, entenderlo.  Solo tú nos haces y sólo tú traes a nuestra vida razón de ser.  Gracias por este día especial que me has regalado y por las personas que has puesto a mi alrededor.  Bendíceles, bendícenos y que lo que hagamos, nazca de nosotros con el propósito de amarte.  En el nombre de Jesús.  Amén.


miércoles, octubre 13, 2010

Dios me creó. Jesús me enseñó y envió.

Lucas 9:1-17

Jesús envía a los doce
(A) (B) 1 Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades.2 Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.3 «No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—.4 En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo.5 Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.»6 Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente.     7 Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había *resucitado;8 otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los antiguos profetas.9 Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.
Jesús alimenta a los cinco mil
(C) 10 Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida,11 pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban.   12 Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:
—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada.[a]   13 —Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús. —No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos,14 porque había allí unos cinco mil hombres.   Pero Jesús dijo a sus discípulos: —Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15 Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos.16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente.17 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.
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Hoy como entonces, Dios por medio de Jesús nos envió con poder.  En esta parte del Evangelio podemos leer cómo los discípulos recibieron la instrucción de no llevar nada con ellos, ni siquiera una muda de ropa.  Creo que más que la instrucción literal, que tuvieron que obedecer, era para que tuviéramos claro de que cuando nos ponemos en manos de Dios, Él se encargará de nosotros y no tenemos que preocuparnos de cómo se darán las cosas.  Indistintamente de cuál sea tu ministerio, no has de preocuparte de nada.  Porque todo fluirá para que cumplas con tú tarea.  Sólo nos toca mantenernos en frecuencia divina.

Nos envió con poder para curar enfermedades y predicar la palabra.  Es así hoy. En ti que lees, hay poder de Dios. Este poder podrá salir de ti el día que tu disciplina espiritual, oración, meditación, reflexión, ayuno, etc., preparen a tu mente, cuerpo y espíritu para que esto suceda. 

En ti hay poder de Dios y a través de tus dones y talentos pueden, si te decides, darse a conocer dándole la gloria a Dios.

También nos envió a sanar a los enfermos.  ¿Cómo hemos podido llegar a insensibilizarnos a tal punto de pasar por un parque, ver a una creación de Dios tirada bajo la lluvia y nada sentimos? Nos estamos desconectando de nuestra sensibilidad, de nuestra compasión, todo por temor a lo desconocido o a lo que pueda amenazar nuestra vida.  Si no estás involucrado en algo, busca la manera de formar parte de algún grupo, organación o comité que tenga como propósito ayudar, apoyar, donar, gestionar lo que personas necesitadas requieren.  No nos quedemos impávidos y tranquilos frente la televisión diciendo WAO...

Nos envió a vivir en comunidad. Ser buenos vecinos, compañeros de clase, colegas, etc.  Pero antetodo, ser BUENOS.  La bondad es divina, viene de Dios, nos toca conocerla y cultivarla.  Puedo entender que estas tareas, con lo complicado que se torna este mundo no sean fáciles de hacer.  Pero ten presente lo siguiente: TODO LO QUE JESÚS NOS MANDÓ A HACER BUSCA QUE AMEMOS A DIOS Y A NUESTRO PRÓJIMO.  PERO INDIRECTAMENTE BUSCA QUE CREZCAMOS INTERIORMENTE Y EVOLUCIONEMOS EN ESPÍRITU.  Esta la parte conciente y física, en donde se ve claramente que somos obedientes. Y está la parte interna la que no podemos ver, pero que crece o decrece dependiendo de que si somos obedientes o no.

Para poder cumplir con lo que Jesús me mandó a hacer, como mandó a los discípulos en este pasaje, tengo que saber ¿qué Jesús nos mandó hacer?  Si resumimos la respuesta puede que quede algo así:
  • Amar a Dios primero. Con todo. (Obediencia es amar a Dios)
  • Amarnos personalmente. (amarme)
  • Amar al prójimo.
  • Orar personalmente y en grupo. Congregarnos en grupos de fe.
  • Compartir el pan y el vino. (Cuerpo y sangre)
  • Educar a otros en las enseñanzas que Él nos dio, enseñándoles a ser obedientes.
  • Bautizar a otros, haciéndoles parte del cuerpo de Cristo y el Reino de Dios.
Sé que suena a recetario. Pero humildemente aprendo a diario que solo repitiéndome esto es que me mantengo enfocado.  Llegado el momento tú no tendrás que investigar cuál es tu llamado o tu talento o tu don. Simplemente Dios te lo mostrará porque habrás crecido lo suficiente a través de tu obediencia y amor a Dios, que todo será parte de un solo proceso.  Solo es cuentión de ir creciendo en obediencia, EN AMOR.

Lo que necesito debo pedirlo a Dios porque él me hizo. Dios me dirá qué hacer y podré apoyarme en Jesús siguiendo sus indicaciones.

jueves, octubre 07, 2010

Dejar que Dios controle

Salmos 131
Cántico de los *peregrinos. De David.
1 Señor, mi corazón no es orgulloso, ni son altivos mis ojos; no busco grandezas desmedidas, ni proezas que excedan a mis fuerzas.
2 Todo lo contrario: he calmado y aquietado mis ansias. Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre. ¡Mi *alma es como un niño recién amamantado!
3 Israel, pon tu esperanza en el Señor desde ahora y para siempre.
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Hoy es un día más que Dios creó.  Es fácil irnos por el camino de todo lo que hay que hacer.  Y olvidar de dónde vienen todas nuestras bendiciones.

A veces, sólo cumplimos con las tareas diarias de Dios, aquellas que nos dicen que debemos hacer, pero no necesariamente porque nuestro corazón está metido en lo que hacemos.  Oramos, damos gracias por los alimentos, oramos al salir de casa y así sucesivamente.

Pero si al abordar el autobús alguien me empujó, y respondí con groserías, o si se me cruzaron conduciendo el automóvil o quizás, a último minuto nuestro hijo nos pidió firmáramos algo justo cuando se bajaba del auto, lo que pensamos no es agradable.  Y nos refugiamos en el dicho: ES QUE SOMOS HUMANOS.

Es cierto, nos vamos a equivocar, pero hay que ir mejorando no porque seamos débiles, sino para que Dios se glorifique en nuestra actitud que busca ser como fue Jesús.  Su Hijo.  Cuando pensamos en la razón por la que vamos a hacer el cambio, nuestra disposición cambia.

Unas cosas nos costarán más que otras pero a medida que practiquemos lo que Dios nos ha enseñado, las cosas se irán dando porque ya no dependerá de nosotros.  Será Dios el que está en control.

Este Salmo cobra importancia en nuestras vidas porque no podemos cumplir con lo que nos toca para estar cerca de Dios y ser orgullosos, o groseros, o violentos.   Por eso nuestras obras, la forma en que hacemos las cosas irán diciendo en qué creemos realmente.   Meditaré las palabras de este salmo porque siento que hay mucho que me servirá para crecer y mejorar.  Ojalá también te sirva.

lunes, octubre 04, 2010

En obediencia VES.

Lucas 6:39-49



39 También les contó esta parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?40 El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro.


41 »¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo?42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo" , cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡*Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.

El árbol y su fruto


(A) 43 »Ningún árbol bueno da fruto malo; tampoco da buen fruto el árbol malo.44 A cada árbol se le reconoce por su propio fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.45 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.

El prudente y el insensato


(B) 46 »¿Por qué me llaman ustedes "Señor, Señor" , y no hacen lo que les digo?47 Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica:48 Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida.49 Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible.»

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El yo viene a ser aquel eje de equilibrio sobre el cual gira nuestra vida ya sea para evolucionar o involucionar.  Evolucionamos cuando mente, cuerpo y espíritu buscan vivir en armonía con Dios.  Involucionamos cuando nos rebelamos contra Dios.
 
Cuando nos rebelamos quedamos ciegos en mente, cuerpo y espíritu. Este rebelarnos, puede ser de forma conciente: sé lo que estoy haciendo.  O de forma inconciente: no sé que lo estoy haciendo pero aún así me hago daño y hago daño.
 
Por eso es que en nuestro medio, debemos constantemente funcionar como sensores o máquinas que miden constantemente quiénes alrededor nuestro, con lo que hacen, dicen o sienten, buscan acercarnos a Dios, o alejarnos de Él.  Ya sea conciente o inconcientemente.  El riesgo que se corre es muy alto si nos dejamos arrastrar por corrientes del mal no identificadas.  Acercarnos a lo bueno, imitando lo bueno, esas cosas que nos acercan a Dios y nos hacen estar en buena comunión con El, es pues, la mejor forma de vida. 
 
Ser hipócritas es no ser congruentes.  Es hablar y no procurar hacer en concordancia con lo que dije.  Es hablar y no cuidar mis acciones.  Es decir, haz como yo digo y no como yo hago.  Es ser un dictador moral, social, cuyos cinco dedos apuntan hacia fuera.  El yo sólo existe para beneficio personal. NO existe aquí, el yo para ser responsables.
 
 
Ser ciegos a los ojos de Dios es no preocuparme de qué hago, o cómo lo hago, es juzgar sin ver las acciones propias: Mal camino.
 
El ver es ser humildes, responsables, es cuidar lo que hacemos y cómo lo hacemos porque sabemos que nuestros frutos ayudan en nuestro amar al prójimo. Buen camino.
 
Yo no necesito querer ser luz, porque la luz está en la obediencia a los mandamientos de Dios.  Así nos nacerá decir Señor, Señor porque lo sentimos.  Cuando veas, no dirás VEO, sólo buscarás seguir obedeciendo a Dios.
 
El existir y ser tú, osea yo, tiene sus bendiciones y también sus riesgos. Pero en Dios y Jesús, no hay riesgos, sólo bendiciones.  Bendice tú vida y la de otros siendo obediente a los mandatos de Dios y así siempre verás.