sábado, noviembre 12, 2016

Seamos firmes

Propio 28, Año C. Semana del 13 – 19 de noviembre 2016.
Para Hoy.
Malaquías 3:13 ---4: 2a, 5-6
13 El Señor dice: «Ustedes han dicho cosas muy duras contra mí. Y todavía preguntan: “¿Qué es lo que hemos dicho en contra tuya?” 14 Esto es lo que han dicho: “Servir a Dios es cosa inútil. ¿Qué provecho sacaremos de hacer lo que él manda, de andar vestidos de luto delante del Señor todopoderoso? 15 Nosotros hemos visto que los orgullosos son felices, que a los malvados les salen las cosas bien, que ponen a prueba a Dios y no reciben ningún castigo.”»   16 (Los que honran a Dios hablaron entonces entre sí, y el Señor escuchó con atención lo que decían. Y en presencia del Señor se escribió un libro, en el cual se recordaba a los que honran al Señor y lo toman en cuenta.)   17 El Señor todopoderoso dice: «Estoy preparando un día en el que ellos volverán a ser mi pueblo. Como un padre se compadece del hijo que le sirve, así tendré yo compasión de ellos. 18 Entonces ustedes se darán cuenta otra vez de la diferencia que hay entre el bueno y el malo, entre el que adora a Dios y el que no lo adora.»
2 (3.20) Pero para ustedes que me honran, mi justicia brillará como la luz del sol, que en sus rayos trae salud. Y ustedes saltarán de alegría como becerros que salen del establo. 3 (3.21) En ese día que estoy preparando, ustedes pisotearán a los malvados como si fueran polvo.  4 (3.22) »Acuérdense de la ley que le di a mi siervo Moisés en el monte Horeb. ¡Eran preceptos y mandatos que todo Israel debía obedecer!    5 (3.23) »Miren ustedes: Voy a enviarles al profeta Elías, antes que llegue el día del Señor, que será un día grande y terrible. 6 (3.24) Y él hará que padres e hijos se reconcilien. De lo contrario vendré y castigaré su país, destruyéndolo por completo.»
Tesalonicenses 3:6-13. El deber de trabajar
6 Hermanos, les ordenamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier hermano que lleve una conducta indisciplinada y que no siga las tradiciones que recibieron de nosotros. 7 Pues ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no llevamos entre ustedes una conducta indisciplinada, 8 ni hemos comido el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche para no serle una carga a ninguno de ustedes. 9 Y ciertamente teníamos el derecho de pedirles a ustedes que nos ayudaran, pero trabajamos para darles el ejemplo que ustedes deben seguir. 10 Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma. 11 Pero hemos sabido que algunos de ustedes llevan una conducta indisciplinada, muy ocupados en no hacer nada. 12 A tales personas les mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la vida. 13 Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.
San Lucas 21: 5- 19  Jesús anuncia que el templo será destruido
5 Algunos estaban hablando del templo, de la belleza de sus piedras y de las ofrendas votivas que lo adornaban. Jesús dijo: 6 —Vendrán días en que de todo esto que ustedes están viendo no quedará ni una piedra sobre otra. Todo será destruido.
Señales antes del fin
  7 Entonces le preguntaron: —Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto? ¿Cuál será la señal de que estas cosas ya están a punto de suceder? 8 Jesús contestó: —Tengan cuidado para no dejarse engañar. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: “Yo soy”, y “Ahora es el tiempo.” Pero ustedes no los sigan. 9 Y cuando tengan noticias de guerras y revoluciones, no se asusten, pues esto tiene que ocurrir primero; sin embargo, aún no habrá llegado el fin.   10 Siguió diciéndoles:    —Una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro. 11 Habrá grandes terremotos, y hambres y enfermedades en diferentes lugares, y en el cielo se verán cosas espantosas y grandes señales.    12 »Pero antes de esto, a ustedes les echarán mano y los perseguirán. Los llevarán a juzgar en las sinagogas, los meterán en la cárcel y los presentarán ante reyes y gobernadores por causa mía. 13 Así tendrán oportunidad de dar testimonio de mí. 14 Háganse el propósito de no preparar de antemano su defensa, 15 porque yo les daré palabras tan llenas de sabiduría que ninguno de sus enemigos podrá resistirlos ni contradecirlos en nada. 16 Pero ustedes serán traicionados incluso por sus padres, sus hermanos, sus parientes y sus amigos. A algunos de ustedes los matarán, 17 y todo el mundo los odiará por causa mía; 18 pero no se perderá ni un cabello de su cabeza. 19 ¡Manténganse firmes, para poder salvarse!
Imagen tomada de: https://www.avivanuestroscorazones.com/mujer-verdadera/blog/de-pie-y-firme-en-tu-vida-cristiana/ 

¿Por qué servir a Dios?  ¿Por qué servir? → Seamos firmes e insistentes en hacer el bien.
Quién fue Malaquías
Malaquías (מַלְאָכִי, Malʾai, Mál'akhî) es un libro del Antiguo Testamento en la Biblia cristiana y de la Tanaj en la religión judía, escrito por el profeta Malaquías. Posiblemente este no era el verdadero nombre del autor, puesto que Malaki significa 'mi mensajero', 'mi enviado' o 'mi ángel' en hebreo.


El tiempo que tenemos para poder desarrollar todo nuestro talento es corto. Y eso es así, si sabemos o llegamos a darnos cuenta cuáles son nuestros talentos; esos regalos perfectos que Dios nos ha dado en forma de semilla que tiene que ser sembrada en terreno fértil. La tierra de siembra es nuestra vida, nuestra humanidad, nuestra existencia, esta última traspasada por el “tiempo” en esta dimensión. Así se resume: Nuestra vida como terreno de siembra de los talentos de Dios. Estos talentos son de Dios y a Dios deben ser ofrecidos, de aquí nace la humildad con la que debemos conducirnos si decimos ser discípulas y discípulos de Cristo.
Cuando creo en Dios y su hijo Jesús entiendo que vengo de Él por lo tanto nada es mío. ¿De qué he de alardear? Si todo lo que pueda yo comprar o poseer puede desvanecerse así de rápido y sencillo. Solo hace falta que una persona en una posición de poder tome la decisión inadecuada y lo que creo que valgo se iría a la nada.   Nos impresionamos con la belleza de nuestras posesiones, de nuestros templos, de nuestras casas y todo eso es vana ilusión (Eclesiastés 1).

Lo que valgo para Dios es mucho más. Valgo tanto que como dice la palabra de hoy me envía como mensajero a llevar vida en abundancia y ser luz para el mundo, siendo luz primero donde estoy y con quien estoy, incluyendo mi ser. Valgo tanto que puedo confiar  lo suficiente como para pedir a Dios en oración me ayude a cambiar, me cambie, me transforme y me envíe. Y así, yo no preocuparme de cómo lo haré porque las palabras que debo decir Dios las pondrá en mi mente y en mis labios.

Estamos llamados a servir porque de este estado de consciencia y convencimiento personal, nace el entendimiento de que soy enviada, enviado a compartir lo que Dios me ha regalado. Compartir es servir. Y por eso es que no puedo ni servir, ni compartir sin compasión. Todo esto enraizado en Jesús y su ejemplo de vida: Cristo Nuestro Señor.

El camino será complejo dependiendo de qué nos toque afrontar, asumir nuestro compromiso es entonces vital para poder encarar lo que se nos avecina. Que estando consagrados por Cristo a la tarea sentiremos su presencia en lo que emprendamos, porque de Él todo viene.  Habrá desafíos, habrá pruebas, se va a exigir de nosotros grandemente. Y como bien dice el evangelio, los ataques vendrán de todos los ángulos, y eso incluye las personas que más amamos, a quienes más conocemos o creemos conocer.

La razón por la que la “Mies es mucha y hay pocos obreros” (San Lucas 10:2) es porque no es fácil el camino y con lo que tenemos que bregar. Pero la carga es ligera si seguimos los básicos que nos enseñó Jesús. “En él todo lo puedo.” (Filipenses 4:13)

Mi vida, nuestra vida entonces, orientada hacia Dios y basada en Él debe generar luz y buenos actos. Entendiendo que somos capaces de equivocarnos y de errar, hacer las cosas mal, esto es importante. No somos infalibles, tenemos debilidades.  Cuando esto suceda nuestra actitud, nuestro carácter siempre deben buscar los puntos más altos porque lo alto confunde al enemigo, le asfixia, no puede estar con nosotros cuando caminamos en altura, en el bien. Tenemos que desarrollar la habilidad de la escucha activa para obedecer. Hay que aprender a caminar alto y siempre escoger lo que trae paz y edificación a nuestra vida y la de las demás personas.
Si sé quién soy y quién me envía la pregunta de ¿por qué sirvo? sobra. Más bien quiero que Cristo me enseñe y muestre cómo hacerlo y cómo puedo mejorar mientras avanzan los días en el tiempo. Que el Kairós de Dios sea tu tiempo siempre. En otras palabras quiero que mi tiempo y el tuyo sean el tiempo de Dios para que Él disponga cómo ha de usarnos.

Seamos firmes e insistentes en hacer el bien.
Amén.
R.D. Carlos A. Austin Th. (Sábado 12 de noviembre de 2016.) 12:39 p.m.