miércoles, abril 09, 2014

Para Hoy:

 San Marcos 9:42-50
"A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que lo echaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello. Si tu mano te hace caer en pecado, córtatela; es mejor que entres manco en la vida, y no que con las dos manos vayas a parar al infierno, donde el fuego no se puede apagar. Y si tu pie te hace caer en pecado, córtatelo; es mejor que entres cojo en la vida, y no que con los dos pies seas arrojado al infierno. Y si tu ojo te hace caer en pecado, sácatelo; es mejor que entres con un solo ojo en el reino de Dios, y no que con los dos ojos seas arrojado al infierno, donde los gusanos no mueren y el fuego no se apaga. Porque todos serán salados con fuego. La sal es buena; pero si deja de estar salada, ¿cómo podrán ustedes hacerla útil otra vez? Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otros."


¿Quiénes son las personas pequeñas para Dios?

T
oda persona que se pueda encontrar en algún tipo de desventaja, necesidad, opresión, discriminación o cualquier situación en donde se le minimice o reste por alguna característica de su condición humana. Lo planteo así de amplio porque la gama es amplia y tratando de ser específicos, sin querer dejamos fuera a mucha gente.
¿Y qué hay de toda la creación de Dios? Esa creación que existe que no es humana, ¿no se incluye?

Jesús no creía en tratar mal a nadie, pero añadiría también, a nada.  Para aquellos casos donde para sobrevivir tenemos que someter otros seres vivientes de la creación cósmica, debiésemos mostrar respeto. 

En el seminario donde estudio suelen haber en las aceras (servidumbres de paso), caracoles moviéndose suavemente. Muchas veces pienso que así nos ve Dios, moviéndonos lento y creemos que vamos rápido. Cuando noté que había tantas de estas criaturas, eso llamó mi atención, no las había notado antes. Algunos van ya con su concha dura otros van sin sus conchas.  Una vez me percaté de esto, caminando un día, algo hizo crac al yo pisar, y ¡me asusté! Quité el pie y me sentí triste. 

Y me pregunté ¿cuántos habré pisado sin saber?

Y ni decir de los que no llevaban concha que me avisara oye, me pisaste… con su sonido particular.   Otro día, justo antes de venir a Panamá, sin querer pisé una lagartija y me percaté porque escuché –pap-, me sentí muy mal.

Los seres humanos somos absolutos, creemos que somos lo único que existe. En esa misma línea le damos un significado a Dios y a la Biblia que muchas veces ofende a las otras especies, los otros seres.

Tengo derecho a caminar por las aceras de la vida, por las calles y caminos. Pero mi libertad no me puede permitir herir a otros seres, otras personas que en el camino puede que se vean afectados, afectadas por mi forma de caminar, o pisar, o mover las manos. Mi caminar ha de ser responsable y con dirección hacia un objetivo. Mi caminar no debe matar o quitar del camino a otras personas. Y no debe afectar alegre e inconscientemente a otras creaciones de Dios.

Cierta parte de la lectura del evangelio de hoy no debe tomarse en forma literal porque de ser así, ya nadie optaría por creer en Dios porque sería una iglesia ciega, sorda, muda, coja, manca. Y digo, no estamos tan lejos de esa realidad sin ser tan extremos pero, es bueno hacer la aclaración. En resumen creo que se nos invita a alejarnos de esos ambientes, que nos hacen desviarnos del camino. Es importante esto. Los ambientes, mis ambientes predilectos debo examinarlos y si me alejan de Dios entonces debo tomar acción. Todo lo que hago en mi vida forma parte del camino, de mis ambientes, incluyendo el mundo virtual.
Define tu camino con la ayuda de Dios. Observa que tú no eres lo único que Dios creo y que Él nos invitó a cuidarnos y también cuidar su creación.

Cuidado con los seres pequeños que Dios ha puesto en nuestro camino.


Amén.