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La temática de ofrecer o no algo a Dios puede hacer que las personas tengan diferencias. Quizás por el manejo a veces inadecuado que los distintos grupos de fe le dan al tema del diezmo o la ofrenda. Queremos obligar a las personas a dar sin saber por qué lo deben hacer. El amor debe ir primero.
Hay varios pensamientos en cuanto a esto y la Iglesia en general.
Algunos ya los conoces: - Le das tu dinero a la Iglesia para que el Padre se haga rico.
- No tengo que ir a la Iglesia para creer en Dios.
- Para qué voy a la Iglesia si mira cómo se pelean y esas personas se portan más mal que yo.
- Todo eso es un engaño, cuando los necesitas no están.
- No tengo que casarme por la Iglesia, la ley de este país igual reconoce que estoy casado.
¿Me pregunto a veces por qué a la hora de morir nadie discute que quiere cristiana sepultura?
Y así sucesivamente. Lo cierto es que nuestro enemigo espiritual, llámalo como quieras, ese que Dios echó fuera, hace un buen trabajo en confundirnos.
Debemos seguir las recomendaciones que Jesús hizo. Luego entenderemos ¿por qué?. Si lo dijo Jesús, el Hijo de Dios, Nuestro Salvador: hagamos caso.
Él también enseñó sobre el agradecer. Y la ofrenda a Dios o el diezmo es eso. Es una forma de agradecimiento. En este pasaje bíblico David da gracias a Dios porque todo viene de Dios y de esas cosas él y su pueblo le devolvían a Dios.
Obedecer los mandamientos. (Ama a Dios primero y Ama a tu prójimo como Jesús te amó). Hacer otros y otras discípul@s. Enseñar Obediencia. Reunirnos y congregarnos practicando los sacramentos. Y AGRADECER. Todas estas son prácticas que Jesús nos enseñó y debemos cumplirlas.
El agradecer dando ofrendas ya sea de mi tiempo o con mis talentos o con algo que tengo nace en realidad de obedecer los dos grandes mandatos que Jesús nos enseñó, resumen de toda la ley. Si amo a Dios buscaré la forma de agradecer por todo lo que tengo y todo lo que soy porque todo viene del Dios Altísimo que tiene todos los días misericordia de mi.
Sé que al leer esto estarás de acuerdo que no hay nada que hayas logrado que sea bueno, sano y correcto que no venga de Dios. Entonces si es así, si todo lo que somos es de Dios, devolvamos a Él cumpliendo con lo que Jesús nos pidió. Incluyendo el ofrendar, el agradecer.
Todo es tuyo Señor. Y de lo tuyo te damos.
Gracias Dios.
