lunes, septiembre 13, 2010

Discrepemos en amor

Hechos 15:36-16:5
Desacuerdo entre Pablo y Bernabé
36 Algún tiempo después, Pablo le dijo a Bernabé: «Volvamos a visitar a los creyentes en todas las ciudades en donde hemos anunciado la palabra del Señor, y veamos cómo están.»37 Resulta que Bernabé quería llevar con ellos a Juan Marcos,38 pero a Pablo no le pareció prudente llevarlo, porque los había abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo.39 Se produjo entre ellos un conflicto tan serio que acabaron por separarse. Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre,40 mientras que Pablo escogió a Silas. Después de que los hermanos lo encomendaron a la gracia del Señor, Pablo partió41 y viajó por Siria y Cilicia, consolidando a las iglesias.
Hechos 16
Timoteo se une a Pablo y a Silas
1 Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre *griego.2 Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo,3 así que Pablo decidió llevárselo. Por causa de los judíos que vivían en aquella región, lo circuncidó, pues todos sabían que su padre era griego.4 Al pasar por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los *ancianos de Jerusalén, para que los pusieran en práctica.5 Y así las iglesias se fortalecían en la fe y crecían en número día tras día.
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Muchas veces porque existe amistad creemos que no pueden haber desacuerdos.  Y en la Iglesia, muchas veces desacuerdo equivale a GUERRA y en la batalla descuidamos nuestro compromiso con Dios.  Esto pasa a todos los niveles y en las distintas áreas de nuestro quéhacer diario. 

Al parecer necesitamos armonía y paz y tranquilidad para hacer efectiva nuestras tareas.  Jesús nos enseñó que es normal enojarse.  Es normal evaluar y ver que algunas cosas no están bien.  Es normal resaltar cosas que pueden mejorar.  Lo que no es normal es que porque no estoy de acuerdo contigo o porque tuvimos una diferencia, todo lo demás se vea afectado. Y no te hablo.

Debemos aprender a discrepar sin ir a guerra.  En eso, tenemos que aprender de la diplomacia.  En esta lectura de Hechos de los Apóstoles, Pablo tiene desacuerdos con Bernabé.  Debido a lo severo del caso, se separaron y el trabajo siguió.

De suceder esto hoy en día, quizás entre tú y yo, nos diríamos hasta de qué moriremos, luego buscaríamos personas aliadas a quienes contarle nuestra versión, y como estamos enojados, todos y todas tienen que saber que ¡estamos enojados! y así vamos esparciendo veneno. 

El problema no es que nos enojamos, el problema es si decidimos manejar esto con o sin amor.  El amor es Dios y Dios nos invita a buscar soluciones.  Orientemos todo lo que hagamos hacia la búsqueda de soluciones.  Hagamos lo que los apóstoles hacían.  Aunque no estuvieran de acuerdo seguían su trabajo y compromiso con Dios. 

Y este es el asunto final, estamos en este mundo para obedecer a Dios y servirle y en nuestras relaciones con el prójimo tenemos que tener presenta que Dios está en el medio y nuestra fidelidad debe ser primero a Él y luego al prójimo.  Somos espíritu y así debemos andar por la vida.  Cuando olvidemos que somos espíritu y que Dios debe ser el centro de todo lo que hagamos, entonces, nuestro enfoque dejará de ser el amor de Dios y nace el pecado.

Aprendamos a ser fieles a Dios poniéndolo primero incluso en nuestras relaciones con los y las demás, sabiendo que somos espíritu y no carne.

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