lunes, enero 10, 2011

Levántate y resplandece

Mensaje de Epifanía



S. E. Revdma. +Julio E. Murray




"¡Levántate y resplandece que ha llegado tu luz! y la gloria del Señor brilla sobre ti!" Isaías 60:1



La Epifanía es la prolongación de la Navidad. Es la fiesta de la revelación, de la manifestación de Jesús. Con un lenguaje poético, el profeta Isaías anuncia la alegría del rescate, la vuelta de los desterrados y una salvación universal a un pueblo que acaba de salir de la humillación. El desaliento y desánimo parecen apoderarse de la gente, por eso el profeta levanta su voz para animar al pueblo diciéndoles que la oscuridad del desierto y del pecado han desaparecido dejando paso a la luz de la salvación. El profeta anuncia como vendrán reyes desde las regiones más lejanas a ofrecer sus regalos, “incienso y oro”. Esta profecía se ha hecho realidad en Cristo-Jesús que ha nacido para ser: “luz que alumbra a todos los hombres y mujeres de buena voluntad”. El punto de atracción no es una capital geográfica o política: el punto de atracción es la persona de Jesús el Cristo.



Si el profeta Isaías invitaba al pueblo de Dios a levantar su cabeza porque comenzaba a brillar la luz sobre ellos, el Apóstol Pablo se siente orgulloso de “la gracia que se le ha dado” para poder revelar a todos el misterio que se había escondido desde siempre: “que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa de Jesucristo” (Efesios 3:2-6). El Evangelio de Mateo 2:1-12, describe la visita de los sabios de Oriente al recién nacido que luego van por todas las naciones manifestando y revelando que la salvación ha llegado para todos sin distingo de etnia o cultura. Ahora que se da cada vez más la mezcla de razas y culturas por razones de índole social, política o económica, o por la creciente migración o movilización forzada en algunos pueblos, tal vez la lección más importante para nosotros es que aprendamos de Jesús a ser más abiertos de corazón a los que hablan otros idiomas o traen otras culturas para crear la comunidad de FE. Que podamos denunciar y combatir todo pecado de racismo y clasismo que divide al pueblo de Dios y que tengamos un espíritu misionero, con corazón respetuoso y solidario.



En estos días de la Epifanía, vamos a recordar la manifestación progresiva de Jesús el Mesías: a sus padres, a los pastores, a los sabios, a los ancianos Simeón y Ana en el Templo, a los testigos de su Bautismo en el río Jordan, a Pedro y Andrés y los otros discípulos que llamó, a los que enseño las bienaventuranzas, a los que enseño su gran mandamiento, a todo el pueblo que reconoce que Jesús no vino a poner fin a la ley y las enseñanzas de los profetas sino a darle su verdadero significado.



Yo les exhorto y les animo para que también nosotros manifestemos la presencia real de Jesús en medio de nosotros. Vivimos en medio de tantas señales de desesperanza, inseguridad, pobreza, hambre y violencia. La injusticia, la desigualdad, el irrespeto y la falta de valores se han convertido en los compañeros de nuestro diario caminar. Por eso, ayúdenos a reflejar la luz de Cristo: a los que están solos o enfermos, a nuestros familiares, vecinos y amigos, a los líderes en la comunidad. Ante tanto problema y dificultad en que vivimos reconozcamos que Dios nos envía su luz admirable y maravillosa en Jesús que nos acompaña siempre. Dios hizo esto de acuerdo con el propósito eterno que llevó a cabo en nuestro Señor Jesucristo. Dejemos que la Luz de Cristo nos guíe. Demos a conocer a otros quien es Jesús como Salvador, y así como hicieron los sabios de Oriente, ofrezcamos a Jesús lo que tengamos: nuestra vida adulta o nuestra juventud, nuestra riqueza-pobreza, nuestra virtud o defecto, nuestra salud o enfermedad, nuestras alegrías o preocupaciones y él nos alumbrará con su Luz. Que nadie más reine en nuestra vida sino Cristo. Que nos dediquemos al servicio de los demás y que le adoremos sólo a él en todo tiempo y lugar.



En esta estación de Epifanía que la Luz de Cristo alegre nuestros corazones con la buena noticia de su Reino.



+En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. AMEN

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