miércoles, julio 25, 2012

MI PRÓJIMO SOY YO

Romanos 14:13-17
Dejemos, pues, de juzgarnos los unos a los otros. Examinémonos, más bien, no sea que pongamos delante de nuestro hermano algo que lo haga tropezar. Yo sé, y estoy seguro de ello en el Señor Jesús, que ninguna cosa es impura de por sí, pero sí lo es para quien la considera impura. Entonces, si tú ofendes a tu hermano con lo que comes, ya no vives según el amor. No vayas a destruir con tu dieta a aquel por quien murió Cristo. No den motivo de escándalo, aun cuando tengan la razón. Piensen que el Reino de Dios no es cuestión de comida o bebida, sino de justicia, de paz y alegría en el Espíritu Santo
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||

Nuestra responsabilidad para con el prójimo es grande. Todo parte de EXAMINÉMONOS.  Porque la condición básica para amar al prójimo soy yo. Es el amor a yo. 

Cuando me examino me doy cuenta que, soy manso y lento para dictaminar sentencias en cuanto a mi conducta, y es más, doy excusas rápidas justificando mi actuación.

Con el prójimo debemos funcionar igual.  Desde que miramos al otro o la otra debemos vernos. Es la base del amor que Dios nos enseña. En este mismo afán debemos saber que así como nos hemos visto afectados por comentarios, críticas, acciones voluntarias e involuntarias, de otras personas, entonces, todo lo que nuestras acciones o falta de acciones puede generar también puede y afectará a nuestro prójimo.

Suena complejo pero la llave está en verse en el prójimo y actuar viéndose en el prójimo.  Ese que está próximo a mi, soy yo.

Ese que está próximo a mi, soy yo.

Que nada que yo haga hoy haga caer a alguien próximo a mi.  Le pido a Dios que yo sea capaz de verme primero, antes de hacer cualquier cosa, verme primero y luego ver a la persona.