lunes, julio 25, 2011

Alejarme del Mal = Bendición de Dios.

Romanos 8:26-27

26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. 27 Y Dios, que examina los corazones, sabe qué es lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega, conforme a la voluntad de Dios, por los del pueblo santo.


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Fuimos hechos santos. Nación santa nos llaman en 1 Pedro 2:9. Pero la naturaleza de nuestra santidad es algo poco conocido. Al comienzo de 1 San Pedro 2, Pedro nos dice: "1 Por lo tanto, despójense de toda clase de maldad, todo engaño, hipocresía y envidia, y toda clase de chismes. 2 Como niños recién nacidos, busquen con ansia la leche espiritual pura, para que por medio de ella crezcan y tengan salvación, 3 ya que han gustado la bondad del Señor.[a]



4 Acérquense, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y de mucho valor. 5 De esta manera, Dios hará de ustedes, como de piedras vivas, un templo espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios."
Si nos alejamos de lo malo, lo opuesto a la voluntad de Dios, el pecado, según el texto citado, Dios nos hará ser templo espiritual, nos hará ser sacerdotes santos.

Al buscar con ansias a Dios, de forma más clara: al querer hacer lo que a Dios le gusta y ser consistentes, constantes en este interés, Él nos hace santos. Tan sólo teniendo esa actitud.  Esa buena necedad.

No debemos preocuparnos por ser santos. Tampoco debemos juzgar a otros por no serlo. Debemos insistir en lo bueno y en ese proceso el DIOS ESPÍRITU SANTO que es el mismo Dios, ruega por nosotros, nos escucha, nos bendice y edifica y transforma.

Somos débiles por naturaleza, pero, esa debilidad no debe ser nuestro bastón de apoyo. Cuando observo mis debilidades y les pongo lupa, y las uso como razón para no ser quien Dios me hizo para ser, entonces mi apoyo son mis debilidades y no mis fortalezas. Mira lo que dice Romanos, "el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad porque no sabemos orar." En otras palabras no sabemos pedir, no sabemos cómo interactuar con Dios.

Pero hay esperanza. Hay vida hoy en la palabra que Dios nos enseña.  Nuestro objetivo ha de ser parecernos a Jesús y alejarnos de lo malo.  Alejarme de lo malo, de todo lo malo, afuera y dentro de mi, no apoyarme en lo malo que hay en mi.

Al alejarme de lo malo no es observar únicamente lo que me rodea sino también los pensamientos e ideas malas que hay en mi. Especialmente esas ideas que tengo sobre mi.

Resumo: Dios me hizo para ser santo y para ser su templo espiritual. Esto se dará si busco alejarme de todo mal. Eso incluye lo malo que me rodea, la mala voluntad y el mal que pueda encontrar en mi.